dimecres, 22 d’abril del 2009

LA LUCHA INTERNA DEL CUERPO CONTRA LA GRASA


He leído esta noticia y me ha parecido interesante, porque contiene materia vista en clase, aquí os dejo un resumen.


Un descubrimiento publicado en la revista Nature ha descrito la investigación del mecanismo interno que posee el cuerpo para contralar la acumulación de grasa en las células y su conversión en energía para el organismo.
Después de su visión tanto ‘in vitro’ como ‘in vivo’ se han clasificados los agentes del cuerpo implicados en este proceso de destrucción de grasa, conociéndose también que el envejecimiento puede perjudicar proceso, favoreciendo la aparición de trastornos como el hígado graso o la diabetes.

Tenemos claro que las células obtienen la energía necesaria de los nutrientes y que a modo de precaución, acumulan grasa en su interior en forma de depósitos para poder paliar la falta de nutrientes en momentos concretos. Pero esta acumulación, en casos en los que el individuos ingieran a través de la dieta cantidades de grasa muy altas, la funciones celulares podrían quedarse afectadas.
Pero para evitaR esto, hemos visto que las células son capaces de movilizarse constantemente transformando la grasa en energía. En esta tarea, actúan los lisosomas que además de eliminar las sustancias tóxicas, son capaces de reciclar los depósitos de grasa mediante la autofagia ( la reciben en forma de triglicéridos y la convierten en ácidos grasos de los que la mitocondria puede obtener energía).



CONSECUENCIAS DE LA EDAD

Pero esta beneficiosa acción de los lisosomas disminuye con los años; a medida que envejecemos, la actividad de los lisosomas se reduce, aumentando así la cantidad de grasa acumulada en las células y la mayor dificultad para obtener energía de estas.
Las consecuencias de este exceso de grasa intracelular son muy negativas puesto que pueden desarrollar hígado graso (con posibilidad de cirrosis) diabetes (las cél. se convierten en resistentes a la insulina) e incluso problemas cerebrales por acumulación de grasa.
Estos problemas se multiplican en caso de sobrepasar unos niveles determinados, a partir de los cuales la actividad de los lisosomas se inhibe creándose un circulo vicioso (+ grasa,-lisosomas,+ grasa).
A partir de esta base, lo que se pretende es el desarrollo de terapias que mejoren la autofagia. Se ha podido conseguir en un modelo con ratones mediante un modelo genético que ha dado resultados muy satisfactorios, pero la solución no reside aquí (no podemos manipular las genética de la población) por lo que es necesaria la búsqueda de compuestos químicos con el mismo efecto.

¿Se podría aplicar también esto como herramienta contra la obesidad? La investigación responde que sí, pero digamos que de una forma “indirecta”. Ya que la obesidad consiste en la acumulación de la grasa en los adipocitos (con una autofagia distinta) y el proceso aquí citado sería útil para controlar las consecuencias de la obesidad, como las enfermedades cardiovasculares. Teniendo también en cuenta que la acumulación de grasa en las células y la obesidad, están estrechamente relacionadas, si las células de hígado se llegan de grasa no se puede metabolizar correctamente los nutrientes de la dieta, que se acumulan en forma de tejido adiposo.