dimecres, 16 de maig del 2007

La evolución biológica


Existe una completa unanimidad entre los biólogos respecto al «hecho» de la evolución. Las discrepancias, nada pequeñas por cierto, se refieren a los «mecanismos» o explicaciones particulares de los procesos evolutivos.
Las discrepancias afectan, sobre todo, al origen de la vida en la Tierra. Sin embargo, en la actualidad va ganando terreno la hipótesis del «mundo del ARN», según la cual las moléculas de ARN o ácido ribonucleico serían las precursoras de los vivientes que conocemos, porque podrían poseer la capacidad de catalizar su propia replicación (tarea actualmente encomendada a proteínas). Ésta es la opinión de Leslie E. Orgel, autor del correspondiente artículo, aunque señala las dificultades e incógnitas, nada despreciables, que encuentra esa hipótesis y cualquier otra que intente explicar científicamente el origen de la vida.
Pero también existen discrepancias cuando se trata de explicar la sucesiva evolución de los vivientes. En su artículo sobre este tema, Stephen Jay Gould sostiene que la selección natural darwinista debe ser completada con otros factores: es insuficiente para explicar la evolución porque existen otros importantes factores (mutaciones genéticas neutrales, saltos evolutivos, extinciones en masa), y además porque la evolución, al ser un hecho histórico singular y muy complejo, incluye muchos elementos que no pueden ser resumidos en una teoría general. Ni siquiera sabemos cómo se originaron, en la explosión del período Cámbrico hace unos 530 millones de años, casi todos los planes fundamentales de los vivientes: Gould afirma que ese fenómeno fue el suceso más notable y misterioso en la historia de la vida.
Cuando llegamos al hombre, encontramos de nuevo múltiples incógnitas. En una entrevista incluida en la misma revista, Mary Leakey, que realizó tres descubrimientos centrales en la historia africana de los homínidos (en 1948, 1959 y 1978), afirma que el tema es muy difícil, y llega a decir que las discusiones sobre este tema son un buen «ejercicio mental» que puede llegar al ridículo si se toma con demasiado acaloramiento.
William H. Calvin escribe sobre «la emergencia de la inteligencia», y se centra en los factores que hacen posible la existencia de nuestra inteligencia. Subraya, con razón, la importancia del lenguaje y de las capacidades lógicas que el lenguaje implica, y resume los conocimientos actuales sobre el cerebro, los experimentos con chimpancés, y las relaciones del lenguaje con nuestras habilidades motoras. Pero queda claro que la existencia de nuestras peculiares capacidades plantea numerosas incógnitas.
En definitiva, subsisten muchos misterios cuya solución no es nada sencilla. Sin embargo, ello no impide que exista un consenso generalizado entre los biólogos acerca del esquema general de la evolución y de sus hitos fundamentales.


Grupo de investigación y Ciencia(Universidad de Navarra)

De SAndra López paRA Rafa Mollá